Sin duda alguna la quincena es uno de los días más felices para cualquier trabajador, y a quienes nos depositan nuestros millones (ajá) no podemos esperar el momento de ir al cajero y sacar nuestro tan preciado dinero para gastarlo en la primer cosa que se nos pase por la mente.
Pero cuál es tu sorpresa cuando llegas a tu cajero favorito y ves una fila inmensa de personas que al igual que tu van por su quincena. Y lo primero que se te viene a la mente es que vas a tener que esperar una eternidad ahí parado.
¿Por qué? Porque la mayoría de esas personas se tardan la vida utilizando el cajero, tanto que parece que estuvieran checando Facebook.
¿Quieres saber quiénes son?
- El que no se acuerda de su nip, se queda pensando media hora después de haberse equivocado 2 veces, y al final decide cancelar todo e irse.
- El que va a checar su saldo, imprime tu ticket, saca $50 pesos y como no sabe hacer cuentas, vuelve a checar su saldo e imprimirlo.
- El que no sabe usar el cajero y ya oprimió el botón equivocado, ése de “donar 5 pesos” por lo que saca su tarjeta y vuelve a empezar una y otra vez.
- El que de plano anda perdido y se da cuenta de que se equivocó de banco cuando ve que le están cobrando la comisión.
- El que se pone a buscar su tarjeta cuando ya está frente al cajero, y después de media hora se acuerda que no la traía desde un principio.
- Tampoco falta aquél al que no le han depositado y desata su ira con el cajero, lo golpea, grita, llora, patalea, llama por teléfono a fulanito para quejarse sobre su tragedia, saca y mete la tarjeta una y otra vez como si su depósito fuera a aparecer, cosa que lógicamente no pasa. Que acabe dañando el cajero y lo deje inservible para todos los demás en un plus.
En estos casos no hay mucho que se pueda hacer, solamente tener paciencia y evitar ser como una de estas personas. No te conviertas en aquello que odias.