¿Padeces del síndrome de procrastinación?
Si trabajas en una oficina con horario de nueve a siete, con una hora de comida; tienes un gafete con tu foto; tienes que poner tu huella en el lector para “checar”; o celebras la llegada del viernes, entonces es casi seguro que hayas sido víctima de este padecimiento.
Todos hemos buscado la forma de abrir YouTube o Netflix de forma “oculta”, y pasamos más tiempo viendo el celular que trabajando; buscamos cualquier distractor para aplazar el tiempo de hacer algo productivo, es algo normal y que a todo Godínez que se respeta le pasa.
Como buenos mexicanos, siempre encontraremos una forma creativa de “hacernos guajes”, y no está mal distraernos un momento para despejar la mente, hacer que el cuerpo se estire, oxigenar el cerebro y darle a tu cuerpo un break; El problema puede presentarse cuando este “tiempecito” se nos hace costumbre, e invade nuestras tareas importantes, cuando tu jefe te “cacha” en la movida, y eso pone en riesgo tu chamba.
Ahora que sabemos el problema, es hora de buscar una solución, ¿o mejor luego?
Generalmente aplazamos las tareas por miedo, por aburrimiento o por un estado de ánimo negativo, así que, lo que te proponemos, es que identifiques cual es la razón por la que no quieres realizar las tareas, ¿listo? Ok, ahora te dejamos unos tips que te pueden ayudar.
- Gestiona tu energía, no tu tiempo. Es importante que trabajes en tus mejores momentos. Si estás agotado o de mal humor, tus probabilidades de procrastinar aumentan considerablemente. Para tener una mejor actitud, descansa lo suficiente, controla tu nutrición y haz ejercicio.
- Utiliza la Regla de los Dos Minutos. La Regla de los Dos Minutos dice que si estás planificando una acción que se puede hacer en menos de cinco minutos, no la planifiques; hazla. Si haces de esta regla un hábito, habrá una multitud de tareas que no vas a tener la oportunidad de posponer.
- Da un pequeño primer paso. Si temes a una tarea por el motivo que sea, plantéate trabajar solo cinco minutos. Cuando empiezas a trabajar, el miedo se desvanece y coges inercia para continuar y terminar el trabajo. Deja de pensar y hazlo.
- Establece una recompensa para cuando termines esa tarea que se resiste. Motívate pensando en lo que harás después de hacerla; algo que realmente te apetezca, te relaje y no suponga ningún esfuerzo. Define tus propios incentivos.
- Haz que sea divertido. Si se trata de una tarea aburrida, busca maneras de hacerla divertida. Juegos, estrategia Seinfield, técnica Pomodoro, recompensas en cada avance, etcétera.
- Hazlo público. Si se trata de un reto importante, hazlo público. Habla de ello con tu familia y con tus amigos, publícalo en tus redes sociales, en tu blog… Te sentirás responsable y comprometido y te costará aplazar el trabajo.
- Evita las rutinas. Al acostumbrarse a una actividad o una forma de hacer las cosas, las tareas se vuelven aburridas y entras en una zona de confort; busca nuevas actividades que te desafíen y busca nuevas formas de realizar tus tareas regulares.
- Haz una cosa a la vez. Por más pendientes que tengas, concéntrate en terminar uno, para luego seguir con el resto, ya que, si tu mente no está completamente enfocada, es fácil que se distraiga.
- Toma decisiones. Muchas veces vas aplazando una tarea, inconscientemente, simplemente porque no te paras a pensar en ella. Dedica un par de minutos para aclarar qué significa realmente esa tarea y toma una decisión al respecto.
- La más fácil: deja el face un rato. Pon música que te ponga de buenas y: ¡vamos a darle!