La vida laboral tiene ciertas características que no todos entienden o comprenden, una de las más criticadas es aquella conocida como “poder”, esa extraña habilidad que tiene y tendrán, quienes ostentan cargos de alta jerarquía.
Algunos lo aman, otros lo desperdician y algunos abusan de él, por ello te contamos de cuatro mitos sobre el poder.
El poder es algo que se tiene
Obvio que el poder no se puede tocar, sentir u oler –es algo como la “fuerza” en Star Wars–. Muchos creemos que el “poder” está en algún sitio de la nueva oficina, el sello de “recibido” o incluso en la pluma con la que firman, pero no, no es así, podríamos definir al poder como una facultad otorgada a cierta persona para crear un sistema jerárquico. –En español, es lo que hace a tu jefe ser tu jefe, y sí se lo pueden quitar, aquellos con cargos superiores–.
El poder está en la actitud
Las buenas intenciones y una buena actitud, son solo eso “buenas”, creer que el poder está en hablar fuerte o fingirnos inmutables ante las situaciones duras, eso solo está en la imaginación; el “poder” requiere de acciones en el mundo real. Así que leer “Padre Rico, Padre Pobre”, no te da “poder” –lean nuestra entrada sobre Shakespeare, está mejor–.
Querer es poder
Si la traducción que tienen de esta frase es que, con solo desear van a conseguir lo que quieren, están bastante mal, y necesitan dejar de leer libros de autoayuda. Antes mencionamos que una buena actitud ayuda y sí, es buena para conseguir tus metas, sin embargo, no es suficiente para jactarse de tener o alcanzar el poder, repetimos lo anterior EL PODER SE EJERCE.
Uno genera su propio poder
El punto más importante de todos; debemos entender que el poder se otorga, es decir, para que su jefe sea su jefe, antes debió haber pasado por un proceso para alcanzar su puesto; así que, si quieren alcanzar el poder, primero entiendan que alguien va a dárselos.
Esperamos que después de leer esto, comprendan que el poder se alcanza con trabajo duro y sí, con una buena actitud, y no con libros de autoayuda y decretos como “sí, merezco el poder”.