Deja de pensar que las reuniones de trabajo son un campo de batalla para dirimir asuntos personales o profesionales, es un sitio de encuentro para el intercambio de información y opiniones. Los enfrentamientos dialécticos, que probablemente habrá, no deben nunca desarrollarse en un clima de hostilidad sino al contrario, son para poder llegar a un entendimiento.
Por eso hay que seguir algunos consejos sobre postura o actitud, que se deben tomar en estas situaciones.
Siempre hay que cuidar las normas básicas de educación, siendo puntual, saludar, tanto al llegar como al despedirse, pedir siempre la palabra antes de hablar, ser cortés, nunca perder la compostura ni resultar grosero, por muy tensa que llegue a ser la conversación, recuerda que no vas a tener más razón por mucho que grites.
Cuidar el lenguaje corporal, piensa que sólo el tono de la voz tiene más impacto que las palabras que utilices, y el lenguaje corporal es todavía más poderoso que el propio significado de las palabras, hay que tener en cuenta esto, para que los demás asistentes de la reunión se lleven una buena impresión de ti.
Aprender a escuchar y prestar atención a tus interlocutores; en el mejor de los casos, algunas personas se evaden o piensan qué van a decir de ellos cuando les llegue su turno, en lugar de atender y tratar de entender. No hables por el móvil aunque veas a alguien más haciéndolo, o mires por la ventana, son faltas de respeto que no se pueden permitir.
Si tienes que abandonar la reunión, antes de que finalice, justifica tu ausencia, solicita un receso si se trata de un asunto de urgencia o bien avisa con antelación, en el caso que sepas que va a ocurrir inevitablemente.
No trates de llevar la discusión sobre los temas de interés tratados en la reunión, durante las pausas o tiempos muertos, al ámbito particular, busca otros temas de conversación menos comprometidos.