Pasar más de ocho horas en una oficina implica casi vivir en familia, con amistades y enemistades en el mismo espacio. La convivencia puede complicarse cuando se tiene por compañero a alguien que te hace sentir incómodo, innecesario y un mal elemento. La gente buscapleitos existe en todos los trabajos, pero la situación es más compleja cuando el colaborador detecta que el ataque a su persona o su prestigio profesional es directo, y no se da de la misma forma hacia otros integrantes del equipo. Eso desmotiva, generando mal ambiente laboral y puede terminar en renuncia.
El bullying se atribuye generalmente a la época de estudiante, pero en cuestión de trabajo también se puede ser víctima de este concepto, que refiere un maltrato, lo suficientemente severo como para dañar la salud de un empleado, y poner en riesgo su carrera.
Si alguna vez escuchaste decir a alguien: “esta persona acaba con mi energía”, no es algo figurado, los bullies por sus inseguridades, tienden a intimidar y humillar a otros, con la idea de ganar o mantener poder, es una forma de dejar clara la idea de que por más que te esfuerces, no podrás hacer tan bien las cosas como yo. A veces, el hostigador adorna las palabras para que su insulto parezca más un consejo que un regaño.
Las consecuencias de convivir con un compañero buscapleitos van desde desánimo para trabajar, ansiedad y agresiones verbales, hasta obsesionarse con el desempeño para demostrar la calidad profesional que se tiene. Algunas personas llegan a pensar que ese maltrato es merecido, al no estar a la altura de sus demás compañeros.
Existen tres reglas de oro para poder evitar que esto te pase en la oficina:
Etiquétalo como lo que es
Lo primordial es reconocer qué tipo de compañero tóxico se tiene, ya que muchos llegan a disfrazarlo de diversas formas, hay quienes hablan mucho y no dejan que otros opinen, están aquellos que les gusta tener la razón a toda costa, otros descalifican tu trabajo con la excusa que es por tu bien, y existen los dos caras: amiguero por una lado y por el otro descalificador e hiriente.
Manos a la obra
Una vez detectada la agresión hay que actuar y no dejar pasar la situación, de lo contrario llegará el momento en que reacciones a ella descontroladamente o en forma irracional, lo cual le da puntos al agresor y a ti te resta imagen frente al resto del equipo o con los jefes.
Si es un ataque o humillación directa a tu desempeño, hazle frente con argumentos, sin perder tu control emocional. La regla de oro es no perder la cordura frente a jefes o quienes te rodean.
Busca refuerzos
En caso de tratarse de una agresión muy fuerte, se puede escalar el nivel a una autoridad superior, pero sin contarlo como chisme, llega a esa reunión con directivos con puntos claros y válidos de tu posición, frente al comportamiento del bulleador.