Amigos hoy no quiero arruinarles un día más, sé que los hago reflexionar con todos los temas de los que se hablan. Hoy quiero contarles acerca de algo que me ha pasado ya varias veces y que puede hacer que mi día sea un completo infierno una simple cosa que puede cambiarlo todo.

¿Alguna vez se han despertado tarde y tienen que estar listos lo más rápido posible? Bueno pues es justo en este maldito día cuando te subes al metro o camión, taxi lo que sea y por fin te empiezas a relajar porque sabes que lo lograste y que vas de gane y en ese momento te viene una sola cosa a la mete… Tus audífonos.

Así es, ese maravilloso invento que te deja desconectarte del mundo y permanecer en paz (lo más que se pueda) mientras eres aplastado por quien sabe cuántos señores en el metro a las 7:00 am o a relajarte cuando estás atorado en el tráfico, pero el momento en el que más lo necesitas es en la oficina donde pones la música que te gusta y puedes trabajar a gusto pero cuando no lo llevas, pasan cosas sumamente desagradables, como escuchar que el del cubículo que está a un lado no tiene la mejor voz de este mundo y se la pasa cantando canciones que ni siquiera te gustan, o que la de recursos humanos viene a visitar cada hora a la amiga que está al otro lado tuyo y te enteras de todo lo que está pasando.

Sólo les puedo dar un consejo y es que vivan pegados a esos audífonos y cuídenlos más que a su vida porque  también es malo cuando descubres que se han roto y ya no sirven.