Todos los días nos levantamos, nos bañamos, desayunamos y corremos tras el transporte público; la rutina de todos los días en la vida de un Godínez, por lo que no es raro encontrar entre nuestros pensamientos un: “¿Y si pongo un negocio?” sin embargo, preguntas como: ¿Estoy preparado?, ¿será lo correcto?, ¿y si no sale?, ¿dejaría mi empleo?, solo son algunas de las tantas que se aparecen en el camino.
No les vamos a dar una guía para emprender, sino para reflexionar sobre lo bueno o malo de ser emprendedor, mientras aún estamos bajo el cobijo de la quincena.

Businessman Wearing Cape — Image by © Royalty-Free/Corbis
Fija tus metas: una de las frases más cliché del universo, pero es la base de todo, aclaren sus metas y pregúntense: ¿qué?, ¿cómo? y ¿cuándo?, así formarán un panorama más amplio de qué es en realidad lo que los motiva a decidir ser emprendedores, así como para conocer sus capacidades y debilidades ante este tema.
Qué dice mi mamá que siempre no: antes de ir a la oficina de su jefe y decirle que van a renunciar, piensen si es realmente lo que quieren, si el dejar su empleo no tiene nada que ver con su vida laboral, es decir, con problemas en la oficina o malos entendidos o incluso por cuestiones personales, recuerden que, dando este paso, ya no hay marcha atrás.
Levanta la mano si tienes dudas: si después de pensar varias veces en esto, y en aquello y de regreso, no tienen una respuesta concreta, es mejor se acerquen a alguien más para pedir consejo, y enfóquense en lo que los haga más felices y se adecue a este preciso momento de su vida; bien dicen las abuelas «no des paso sin guarache».
Vías alternas: si aquello de ser empresario no es la mejor opción, pueden buscar otras rutas que los lleven a sus metas, tal vez no de la manera que esperan, pero el punto de todo esto es llegar a algo, como dijimos antes: lo primordial en el proceso, es saber qué quieren en realidad.
¿Qué es lo peor que puede pasar?: una pregunta de doble filo, al momento de tomar decisiones tan importantes como ésta; aunque no es mala idea imaginarse un escenario así, ya que ayudará a que tengan una mejor planeación y capacidad de reacción, si algo sale mal.
El que no arriesga no gana: otra más de esas frases de escritorio; piensen en lo malo o bueno que pueda pasar, las veces que sea necesario, pero recuerden que las oportunidades no se presentan dos veces así que, si ya saben lo que quieren, y un plan para hacerlo, no esperen más y háganlo, recuerden que los errores no siempre son tan malos como parecen.
No sabemos si ustedes comparten nuestra opinión, pero estamos seguros de que lo que hagan o decidan, siempre será lo mejor; si sugieren algún otro dato, no duden en dejarlo en los comentarios.
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