Todo aquel que se diga Godínez, alguna vez –o varias, dependiendo del caso– ha sufrido un regaño por su falta de productividad, y es que no es fácil ser Godínez en estos tiempos, entre redes sociales, memes, el chisme de los grupos de WhatsApp, en fin, una gran lista, por la que terminamos procrastinando; pero estén tranquilos, porque una vez más la ciencia viene a romper con nuestras creencias.
Hoy les contamos cuál es la ciencia detrás de la improductividad.
La Universidad de Stanford, publicó un artículo en el que describe la “depleción del ego” y su severo efecto sobre lo productivos que podríamos ser, en resumen, esta situación dicta que la fuerza de voluntad no es suficiente para terminar nuestras labores, y que tiene un límite, –depleción es una nueva palabra dominguera, que significa: “pérdida de algún elemento”–.
Lo ideal sería tener un horario de trabajo bien establecido; que sabemos no siempre se cumple por ‘X’ o ‘Y’ razón, pero no está demás intentarlo y apegarnos a este método. Existe un análisis que indica que, los violinistas que practican arduamente durante 90 minutos y descansan 20, tienden a ser más exitosos. ¿Lo intentarían?
Por otro lado, el medio ambiente en el que nos desarrollamos, también tiene algunos efectos sobre nuestra productividad. La temperatura tiene una relación con lo bien que podamos hacer nuestro trabajo; un estudio indica que, en lugares con 20° C, tendemos a aumentar los errores un 44% más. En el mismo tenor, la exposición a la luz natural nos pone más alertas; por el contrario, estar todo el tiempo bajo luz artificial, genera un nivel de letargo más amplio.
Otro punto, y posiblemente el que englobe todos los anteriores, es el diseño de los espacios de trabajo; un espacio reducido nos hace trabajar menos, en 1992 el espacio promedio era de 7.2 m2, en nuestros días es de 3.6 m2. La solución está en tener espacios suficientes para realizar nuestras actividades, sin estorbar a otros, con la temperatura adecuada y colores que nos hagan sentir bien, como el azul, blanco o incluso naranja.
Ahora ya saben por qué no trabajan tan bien como a sus jefes les gustaría, háganles saber sus necesidades, seguro a ellos les conviene.
¿Cuánto mide su escritorio?