Con el ritmo que se tiene en la vida de un Godínez, a veces se prefiere comer en la oficina; si se llega a hacer esto, debemos estar preocupados; según un estudio realizado en Curtin University, en Australia, comer en tu escritorio afecta tu productividad y creatividad, porque no deja oxigenar adecuadamente tu cerebro.
Cuando comes en tu lugar de trabajo, fomentas el desarrollo de la obesidad, sobre todo si son alimentos ricos en grasas y azúcares.
Una razón muy importante por la que debes pensar dos veces en comer en la oficina, es por los malos olores que se desprenden de los alimentos y que pueden parecer incómodos para quienes no estén comiendo en ese momento.
Aquí te mostraremos algunos alimentos que debes evitar comer, si es que vas a hacerlo en la oficina.
Huevos cocidos
Aunque es un alimento saludable, el olor a azufre resulta desagradable para los demás, al cocer el huevo se coagulan las proteínas y se aumenta la producción de sulfuro de hidrógeno, el cual reacciona con el hierro de la yema. Esto genera el mal olor.
Atún
El mal olor se debe a que las proteínas del pescado se descomponen rápidamente al tener contacto con enzimas y bacterias. También las grasas insaturadas se oxidan con mayor facilidad, por eso puedes identificar inmediatamente, que alguien en tu oficina llevó de comer atún.
Papas Fritas
Si las consumes frecuentemente en tu oficina y no haces ningún tipo de actividad, seguramente notarás un aumento de peso, y en tus niveles de colesterol, lo mejor es que busques un lugar adecuado para disfrutar tus alimentos, y así evitar el sobrepeso y no molestas a tus compañeros con olores desagradables.
Lácteos
El exceso en la ingesta de estos alimentos, es uno de los causantes de mal olor. Según los especialistas, estos productos son altos en proteína, la cual al descomponerse, produce sulfuro de hidrógeno que se convierte en uno de los favoritos de las bacterias.
Gomitas de dulce
Las bacterias que causan mal olor son amantes de lo dulce. El crecimiento de la levadura hace que el azúcar se convierta en alcohol, lo que genera mucha más acidez de la que el organismo necesita, por lo que el olor se vuelve más fuerte.