En nuestros días, muchos jóvenes ya van con la mentalidad de ser oficinistas y vivir una vida como Godínez, pero todavía existe un porcentaje que lo ven de diferente forma y piensan en otra cosa para no tener una vida rutinaria en la oficina.
Por eso aquí te traemos algunos consejos para que no seas un Godínez.
Lo primero: para no ser un Godínez se necesita tener otro pensamiento, no debemos de tener en nuestra mente que hay que depender de una persona o institución que va a proveer del dinero necesario para vivir, a cambio de horas de trabajo. Uno debe ser su propio jefe, uno se dicta las órdenes, organiza el trabajo, sale a vender y a cobrar. Antes de iniciar algún proyecto, hay que revisar la actitud mental, y el apego a la comodidad para seguir adelante.
Hay que estar dispuesto a vivir en la incertidumbre, cuando uno se lanza de forma libre, no saber qué le depara el futuro, esto es algo relacionado a lo mental, ya que muchas veces lo que podamos hacer, puede resultar o no, la idea es seguir intentando hacer lo que nosotros busquemos, para salir adelante, y no dejarse caer si las cosas no salen bien en un principio.
Se tiene que saber que al buscar salir adelante solo, las cosas van a tomar el cauce que nosotros tracemos, y se deberá aprender a ajustar los planes sobre la marcha. Por eso es importante no estar pensando todo el tiempo en qué pasará al otro día y dejar las cosas fluir.
Al no ser un empleo cobijado por la tranquilidad de recibir un pago de manera quincenal, se vive en la incertidumbre de no saber si se tendrá el dinero para comer al siguiente día, y con eso entender de mejor manera lo que significa el saber cobrar. Esto significa el lograr que nuestros clientes paguen a tiempo y en forma.
Habrá días en que pensaremos lo que pasó por nuestras mentes al no ingresar a un mundo como oficinista con la calidez que brinda un sueldo seguro, pero no pasa nada, se aprenden lecciones de humildad para cuando se tenga que pedir ayuda, solicitar préstamos, pedir prórrogas para pagar la renta, admitir no tener dinero, tocar puertas con perseverancia para obtener un negocio, o reclamar un cheque atrasado.
En este tipo de vida se tiene que adquirir el hábito del ahorro, el cual es algo que normalmente nunca se lleva, esto es necesario para seguir progresando y que no nos cueste el doble de trabajo.