Algunos pasan toda su carrera laboral deseando que los jefes desaparezcan de sus vidas, aunque ese consuelo nunca llega; también hay quien sufre la marcha del que le dirige, y esa ausencia deja un vacío difícil de superar, sobre todo en momentos clave que suponen hitos en la trayectoria profesional.
De esa manera se puede añorar al jefe, incluso desear acompañarle en su nuevo destino. En realidad puedes extrañar a un superior por distintos motivos, porque impulsa tu talento; porque confía en ti y lo demuestra; porque te pone retos y ayuda a desarrollarte profesionalmente; porque no solo se preocupa por tu desempeño sino también te motiva, o porque influye pero no manda.
Si tu jefe te deja solo mientras estás en un momento crucial, que te aconseja permanecer en la compañía, caben algunas posibilidades de reacción cuando llegue el nuevo mando:
Mostrar resultados
Lo más sensato es actuar con profesionalismo, tratar de brillar y mostrar resultados; un jefe recién llegado necesita gente en quien confiar.
Es bueno tomar la iniciativa, no esperes a que te hagan un encargo concreto, sé proactivo y demuestra que eres competente. Además de la necesidad de confiar en la gente, el nuevo mando buscará desde el principio a los más eficaces.
Un nuevo jefe que es más joven que tú
El problema llega cuando resulta imposible discrepar y ya te has vendido, no hay inconveniente en formar parte de la camarilla del jefe, si esto es voluntario, si permite ser libre y tener criterio propio, o ser una persona fiable. Contar con la confianza del superior es positivo, pero desde la libertad, sin necesidad de estar siempre de acuerdo con él.
Puedes llegar a pensar que el jefe que se ha ido es mejor que el nuevo. Puede ocurrir cuando el que manda es más joven, si esto te molesta, no te queda más remedio que aceptarlo. Esta situación es cada vez más común en las organizaciones que piensan que la edad no es un elemento que defina la jerarquía organizativa, y la experiencia medida en años ya no es el criterio único.
Seguir a tu jefe a otra empresa
Si tu jefe ha decidido marcharse, quizá se te ocurra acompañarle en su nueva aventura profesional.
En realidad, siempre resulta más seguro seguir un proyecto y a una empresa que a una persona determinada, pero puede ser que la relación con quien manda, haga recomendable que tú también te vayas.
En todo caso, antes de tomar la decisión de seguir los pasos de tu jefe, conviene que te plantees qué puede ocurrir si éste cae en desgracia en la nueva organización o si te despiden.