El sueldo es un tema muy importante en la vida de todo oficinista, desde el día de la entrevista ya estamos preocupados por los bonos y castigos monetarios. ¿Quién no ha sentido esa emoción cuando gritan “Ya cayó la quincena”? Tú, al igual que todos, seguramente te has preguntado cuál es el momento apropiado para pedir un aumento o una promoción a un puesto superior.
En Argentina encontraron una forma interesante de resolver estos cuestionamientos a través de la colectividad, es decir, compartiendo la decisión con todos los compañeros.

En un principio esta iniciativa parece totalmente ilógica, porque ¿a quién le gustaría que la chismosa de la oficina decidiera si le suben el sueldo o no? Pero las empresas que han implementado este sistema aseguran que lo que se busca es una jerarquía horizontal, ser transparente con los empleados y para eso el aspecto clave es tener salarios abiertos, es decir, que todos tengan conocimiento de cuánto gana el otro.
La dinámica consiste en poner sobre la mesa la petición de una persona y que todos los trabajadores (excepto los nuevos empleados que aún estén a prueba), o los representantes, debatan abiertamente las posibilidades de otorgar el aumento, argumentando sobre las habilidades, capacidades y desempeño de la persona. Si bien esta práctica busca la igualdad entre los trabajadores, también genera conflictos sociales entre ellos. Esto se debe a que algunos prefieren no presentar su solicitud de promoción por temor a las habladurías o por no enemistarse con sus compañeros de trabajo, esto sin importarles su beneficio personal.

Esta práctica se ha vuelto muy común en empresas argentinas y comienza a desarrollarse en Estados Unidos, pero todavía falta pulir algunos detalles para que los resultados de la dinámica resulten favorables en los diferentes entornos.
¿Qué opinarías si implementaran esto en México?, ¿te imaginas discutir tu sueldo con tus compañeros? Yo creo que sería un verdadero caos, claramente México no está listo para una sociocracia, pero sería un experimento interesante, ¿no crees?
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