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La hora favorita para los Godínez no podía quedar exenta de tener todo tipo de situaciones, como ya lo saben (son expertos en eso), la vida no solo consiste en tener momentos de felicidad, también hay toda una serie de eventos que, de acuerdo con la persona, nos hacen concebir cosas que, tal vez en el pasado, juramos nunca hacerlas.
Y es justo la hora de la comida donde pueden pasar muchas cosas, empezando por tener que apresurarte para poder llegar al comedor y encontrar un buen lugar, o ya mínimo un lugar, no importa en qué mesa sea, seguido de tener que hacer fila de quién-sabe-cuántos-pinches-minutos, de aquí a que llegue tu turno de meter tu tupper en el microondas. Hasta ahí relativamente todo va bien, pero la tensión aumenta porque empieza la hora de los chismes, y del mal compañerismo, si amigos, en el comedor se ve como son las personas en realidad.
También están las compañeras Godínez, las que aprovechan para sacar catálogos de marcas, que ni siquiera conocías, y que pueden vender absolutamente de todo; en fin, es un pequeño mundo el que se hace en ese espacio, al que acudimos todos los días. La próxima vez, pongan más atención a lo que pasa y díganme si miento.