A cierta edad uno comienza a preguntarse sobre el futuro, en cuanto al trabajo, dinero, amor, salud y otros temas, pero hay uno que nos hace temblar a todos: “tener hijos”, y para ponerle más presión, no falta la tía de peso completo que siempre pregunta: “¿Y tú para cuándo?”, mientras carga a uno de sus nietos y come un plato de pozole, con más carne y maíz que caldo (que claro, ya es como el quinto).
Y porque nosotros también hemos pasado por ese momento, asquerosamente incómodo, les dejamos algunas señales, por las cuales no serían o seríamos buenos padres.
Les da miedo cargar un bebé, sienten que se les va a caer, morir, explotar o algo peor.
Cuando cargan a un niño no saben cómo hacerlo, se les doblan los brazos, les pasa todo, y el niño llora mientras ustedes lloran, y ya no quieren estar ahí.
No saben cómo hablarle a un bebé, les da pena ajena las personas que hacen ruiditos tontos, y peor si es un niño de 4 o 7 años; no encuentran la forma de comunicarse.
En las reuniones familiares, ver que sus primos, sobrinos o lo que sea, de menos de 1.60 m. de estatura, y sin o con educación básica, se les acercan para jugar, o matarlos mientras duermen, es una idea que les causa terror.
No saben cómo responder a un bebé que les hace una mueca en el transporte público, entonces lo ignoran y evitan hacer contacto visual con la madre, y cuando un niño hace un escándalo en la calle, quieren que la tierra se trague a la mamá con todo e hijo, por no hacer algo para calmarlo.
Nunca se han planteado escoger a su pareja, en función al potencial que podría tener como padre/madre; tampoco le ven sentido a buscar una familia, en estos momentos, por más amor que haya de por medio.
Se les mueren las plantas sin importar el tipo, forma o color; siempre se secan porque olvidan regarlas o, incluso, recordar que las tenían.
Saben que los pañales son caros y mejor se hacen a un lado, le dan el valor que les corresponde, a las cosas, y no dejan de tener en cuenta que la quincena debe alcanzar.
No saben en qué canal pasan los programas infantiles, ni siquiera si en su paquete de cable los tienen, y escuchar canciones infantiles los pone de mal humor.
Si alguien les dice “Mi bebé ya camina” no saben que responder, porque no entienden cuándo deben hacerlo, o diferenciar edades antes de los 15, o peor aún, si alguien les cuenta que está esperando un hijo, solo dicen “¡Ah en serio…!”.
Nunca se han planteado que tener un perro es un “paso previo a tener un hijo”, tienen perro porque les gustan los perros y ya. Se convencen a ustedes mismos de que las indirectas de sus familiares, sobre este tema, solo son bromas de mal gusto, que pronto pasarán.
Están completamente centrados en su carrera profesional, en terminar o continuar con sus estudios, y no entra en sus planes que alguien los desvié de sus objetivos. Su trabajo es lo más gratificante (a veces) y saben que su dedicación será recompensada. El futuro es primero.
Si notaron que en su vida hay más de una de estas señales, piensen dos veces antes de intentar escribirle a la cigüeña, recuerden: ese es un paso que no tiene retorno. ¿Conocen otras señales?, déjenlas en los comentarios.