Procrastinar en la oficina es uno de esos placeres que solo los Godínez Alfa nos podemos dar, porque no cualquiera puede terminar los pendientes a tiempo –por cierto, antes ya habíamos contado qué es procrastinar– (ver aquí). Les platicamos cuáles son los tipos de procrastinador.
El suicida: Todos conocemos a uno o varios compañeritos Godínez, que dejan todo para el final, y no porque sean flojos –eso dicen ellos–, sino porque creen que hacer todo al final los hace más productivos y así vivir un momento lleno de adrenalina –que fea es la vida Godínez, que solo así es emocionante–. No es una idea errónea, si tomamos en cuenta que algunos estudios dicen que trabajar de ese modo, hace más eficiente el proceso creativo, pero, no es bueno hacerlo todo el tiempo, porque terminaremos más estresados de lo normal.
El evasor: Sin duda alguna, todos pasamos por un momento en el que tenemos miedo de fracasar, pero estos chavos lo tienen todo el tiempo, buscan la forma para que todo quede al final y no haya tiempo de revisar sus errores, o por el contario, sus resultados no sean presentados ante ninguna autoridad empresarial. Una actitud que solo logrará mermar nuestro crecimiento profesional, así que no tengan miedo, agarren fuerte su gafete y trabajen como debe ser.
El indeciso: No es raro decir: “y si no puedo” o “pero, y si no sale como debe”, frases que hemos dicho por lo menos una vez en nuestra vida, y justamente esa es la característica principal de esta clase de procrastinador, temen tomar decisiones por los efecto que puedan tener, es algo así como ponerle chilito del que no pica a su elote, porque tienen miedo a enchilarse –no se nos ocurrió otro ejemplo–. Este es el tipo de procrastinación que deben evitar a toda costa, ya que solo lograrán perder credibilidad ante sus superiores y subordinados.
Ustedes, ¿de qué tipo son?, siempre se los decimos, póngase truchas y no procrastinen de más.