Poco amados, odiados tal vez, respetados un poco, todos lo jefes del mundo comparten algunas características, sin embargo no todos son iguales. Porque nosotros también sufrimos aquí, algunos tipos de jefes.
El adicto al trabajo, abundan en la fauna Godínez. Son aquellos que desconocen los términos vida social, tiempo libre o descanso, lo único que saben hacer es trabajar, viven en un constante estado de estrés acelerado, que contagian a todo aquel con el que se topan. Es inevitable conocer uno.
«Así lo hemos hecho toda la vida, ¿pa’ que le movemos?». Si eso escuchas todos los días, entonces estás trabajando con el inmovilista, por lo regular son personas de edad avanzada, aunque los hay jóvenes, aferrados al pasado y con nulo sentido por la innovación, se conocen a detalle los procesos, tanto, que el más ligero cambio los hace estallar.
Hubo un error en el informe entregado y el cliente salió descontento de la oficina, y el jefe fue reprendido por ello; se cae a pedazos y es una fuente de estrés infinito; así describimos al visceral. Es aquel que se deja llevar por las emociones negativas, no tiene paciencia y tiene un severo problema de gastritis o colitis nerviosa, nunca coincide con las ideas de alguien y vive en un estado de angustia total.
A todo le ha de encontrar un defecto, el quisquilloso, es algo así como esa madre acomplejada, obsesionada con la perfección. Su existencia está ligada a la búsqueda implacable de errores, a su corrección y a la reprimenda que el ha de dar a quien lo haya cometido. Es imposible caerle bien, a menos claro, que compres su amor.
Casi salidos del cascarón son los inexpertos; por lo regular son amigos o familiares de alguien importante en la empresa, así que el puesto le fue obsequiado. Son los más complicados de tratar, saben menos que sus subalternos, ganan más y lo peor de todo, nunca han de aceptar su poca capacidad laboral. También conocido como el incompetente por su poca experiencia, y el alarde que hace por logros que nunca existieron.
Su único propósito en la vida es ser superior a cualquier otro, el ambicioso ha de estar siempre pendiente de alguna promoción para ir por ella o realizará algún logro por pequeño que sea, para conseguir que todos lo vean. No es extraño que se adjudique el trabajo de otros.
Esa clase de personas que creen haber descubierto algo único, el original. Siempre tiene una buenísima idea en mente que ha de revolucionar el mundo, pero nunca la lleva a cabo porque no tiene la capacidad de hacerlo, o se la robó a alguien más. No traten de simpatizar con él o terminaran en un negocio multinivel.
Quiere que todos lo vean como uno más del grupo, su deseo más grande es ser el amigo de todos los Godínez. Podría ser el ideal para todos, pero su defecto es no separar la amistad de lo laboral y esa delgada línea ha crear caos, y uno que otro despido.
¿Cómo es el tuyo?