Un Godínez es uno de los muchos trabajadores que se encuentran en las oficinas de gobierno o en las grandes empresas corporativas; originalmente se hacía referencia a burócratas y hasta en los últimos años han ido aumentando en cantidad y cambiado un poco el concepto de Godínez.
Se llegan a caracterizar por su vestuario, así como por muchas de las acciones que realizan durante su vida diaria en el trabajo, por ejemplo, si hablamos de la forma de vestir, al ser oficinistas siempre se distinguen por ser quienes portan un traje y su gafete de la empresa a la vista.
Se ganan el apodo de Godínez, aquellos que intentan evadir casi siempre todo tipo de responsabilidad, son los primeros en organizar convivios, festejos de cumpleaños y distracción de cualquier tipo, en horas laborales.
En la vida de un Godínez, al ser la oficina un segundo hogar, se comienzan a generar diferentes historias o mitos alrededor de la zona de trabajo, una de ellas es la famosa Doña Pelos, que es la clásica señora con el alias completamente mexicano; por lo regular nadie sabe el verdadero nombre de estas visionarias que atienden los changarros y que por cierto, sea cual sea el giro, siempre resulta muy atractivo para comer o adquirir lo que allí se vende.
Existen varios mitos sobre Doña Pelos, uno de ellos es a las que venden gorditas, las cuales, según se dice, que uno de los ingredientes secretos son cabellos que se le caen al estar cocinando, otro mito de Doña Pelos es que usan carne de perro para preparar las quesadillas.
Otro mito es para aquellos que se quedan después de la hora de salida, que habla de la existencia de fantasmas o espíritus que habitan el lugar de trabajo. En el silencio de la noche, cuando sólo se escuchan los sonidos del teclado de algún Godín trabajador.
Lo recomendable es tomarlo con calma, salir con cuidado y correr a casa.
Uno de los mitos más comunes es aquel que habla de ver a un niño caminar dentro del área de oficinas, muchos lo han visto y salen huyendo, y los que no, por si las dudas también corren.
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