En la vida de todo Godínez llega el momento de sentarse en el comedor, o prepararse algo en la cocina de la oficina, y aquí es donde nos preguntamos, ¿quiénes son esos seres humanos a quienes podríamos clasificar casi taxonómicamente? Precisamente este dilema es lo que ha animado la escritura del presente artículo, pues, hoy, querido godilector, hablaremos acerca de la fauna oficinista.
Para empezar, ahí les va un disclaimer, toda expresión publicada aquí es una sutil forma de editar comentarios que, por mucho tiempo han llenado el espacio socio-comunicativo de preguntas y diatribas de oficina, esto claro, en el entorno Godínez, entonces en ningún momento se busca ofender a nadie, ni mucho menos generalizar groseramente, fin del disclaimer.
Bueno, el primer espécimen de esta fauna de oficina es el típico “sabelotodo”, aunque en tiempos postmodernos, le pondremos el Sabelotodus Hipsterianus, sí, ya sabes, ese compañero con estilo, que cree saberlo todo, sobre todos los temas, y que cree leer con maestría a las personas.
Es el tipo de persona con la que no quieres pelearte, pues suele competir en todo momento, y te aseguro que, no parará hasta hacerte morder el polvo, a menos que seas de su misma especie, entonces no te preocupes, podrás vencerlo fácilmente si le das donde más le duele, encuentra un error en su matrix, o simplemente ignóralo, es un hechizo simple, pero efectivo.

El siguiente espécimen es uno con el que pocas veces alguien quiere amigarse, pero querer y hacerlo por conveniencia son cosas distintas, no se dejen engañar, godilectores. Con lo anterior me refiero a los Terroríficus Chismosus, sí, o sea… Al que le encanta enterarse de la vida de todos, y quien a veces, cuenta la leyenda, van a contarle los chismes de pasillo al boss.
Lo mejor que puedes hacer no es acercarte, ya que son como los T. Rex, apenas sienten vibraciones de cuerdas vocales y acuden al chisme.
En seguida, tenemos a un espécimen que podría considerarse primo lejano del anterior, pues, el Magnus Tóxicus es en realidad una especie que se encarga de amargarle el día a los demás, minimizando sus logros, metiendo cizaña entre los compañeros de trabajo, es decir, haciendo lo más tóxico posible el ambiente laboral. Lo que puedes hacer para evitar hacer enojar a este espécimen sumamente huraño es, sonreírle lo mínimo considerado como amable, saludarlo, y actuar fresco ante él, pues apenas huelan el más pequeño signo de debilidad en ti, y se irán directo a la yugular de tu salud emocional.
Por último tenemos a dos ejemplares contrarios, por un lado, en el extremo A, el espécimen Perfeccionistus Máximus. En el extremo B, el Flojus Impertinentus. Ambos son dos lados de una misma moneda, la moneda de las actividades laborales, mientras que el Perfeccionistus Máximus quiere hacerlo todo bien, y vive estresado por dicha razón, el espécimen del extremo B, el Flojus Impertinentus, aprovecha para relajarse en cualquier momento del día, sobre todo, en los momentos en los que nadie más se está relajando, pues están ardiendo en pendientes. Por así decirlo, ambos resultan un extremo poco deseable, pues lo perfeccionista podría parecer algo bueno en ocasiones, pero cuando se trata de rendir resultados rápidos, no estoy seguro de que sea algo positivo esto.
Así es que, ya saben, godilectores, tanto si se identificaron con alguna especie de la fauna oficinista, como si no, pueden tomar en cuenta lo que aquí se apuntó acerca de estos especímenes, así quizá, puedan aprender, si no a domarlos, a llevar la fiesta en paz con ellos.
Fuentes:
W Radio, “Personalidades Godínez: ¿cómo son y cómo lidiar con ellos?”, [Fecha de consulta: 03/01/2022]. En:
Rayas, “La fauna Godínez”, [Fecha de consulta: 03/01/2022]. En: