¡Ay los jefes!, amados por muchos, odiados por todos; sí bien existen cientos de ellos en el mundo, no todos son iguales, algunos tienen características especiales que los hacen sobresalir de entre el resto. Hoy hablamos de los seis que nadie quiere tener y que debemos evitar.
El culpógeno. Esa clase de personas que nadie quiere tener como amigo, usará la culpa para que trabajemos –como las mamás que recalcan sus malestares para levantarnos de la cama–. Tener un jefe así no aportará nada a nuestro desarrollo profesional, al contrario, mermará la actitud propositiva, creará un ambiente tenso y de obligación eterna.
El cambiante. Son más inestables que la economía nacional, por lo que nunca podríamos entender sus ideas. Un día están a favor de los ambientes amigables en la oficina, y otro son más estrictos que un general; trabajar con alguien así resultará en mejor buscar otra figura de mando o liderazgo.
El entrometido. Peor que una vecina chismosa, son personajes que te estarán cuestionando sobre tu vida personal, las decisiones que tomas y tus relaciones personales, a todo eso le encontrará una ligera relación con tu desempeño laboral. Lo malo de tener un jefe así, es que hará de tu trabajo un programa de talk show al mero estilo de Laura Bozzo.
El prometedor. ¿Alguna vez han escuchado la frase “prometer, prometer hasta…”?, esta clase de jefes, buscarán cualquier motivación para que trabajemos o cumplamos algún objetivo, bajo la promesa de obtener algo, y al final dirá “es tu trabajo; trabaja, luego vendrán los beneficios”, creando un ciclo interminable de promesas incumplidas. Tener un jefe así solo hará que renunciemos y nos llevemos una mala experiencia.
El apurado. Todo el tiempo está estresado y no dudará en compartir su estrés con todo el equipo de trabajo, su presión existe, por su falta de conocimientos y raciocinio para solucionar alguna problemática, así que cree que todos viven bajo su misma condición. Evitarlo es imposible, laborar con alguien con esta descripción, hará el trabajo más pesado y terminaremos odiando todo y a todos.
El no jefe. Nunca está en su oficina, aparece cada vez que se acuerda que tiene empleados o cuando tiene nada que hacer en su casa; no esperen a que dé la cara cuando haya problemas, porque no lo hará. Sin duda el peor de todos y por el que todos tenemos que pasar alguna vez. Lo mejor será aprender a laborar solos, y bajo estrategias de trabajo que reemplacen su ausencia.
¿Qué tipo de jefe tienes?
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