La amistad es una de las mejores partes de la vida, pero ¿será correcto tener un amigo como socio?, pregunta que ronda por la cabeza de muchos, quienes quieren emprender; situación que pondrá a más de uno en un dilema; pero estén tranquilos, como siempre llegamos a salvar el día y les contamos lo que deben saber, antes de proponer un negocio a alguno de sus amigos.
Pocos pero locos: Deben ser precavidos a la hora de escoger a sus posibles socios, además de una buena relación, busquen cualidades que no enfermen o frenen el desarrollo de sus metas, así que eviten a estos amigos:
- A los que invitan sólo por echarles la mano.
- Primeros en la fiesta, últimos en el trabajo.
- Con problemas financieros.
- Los que no entienden la diferencia entre amistad y negocio.
- Escandalosos e histéricos, esos que gritan en lugar de hablar.
- Los siameses, esos que no se despegan del novi@, o incluso de otro amigo.
Te lo firmo y te lo cumplo: Antes de comenzar, deberán sentarse a conversar sobre el desarrollo del proyecto, los objetivos, misión y visión; de este modo tendrán oportunidad de compartir puntos de vista y así conocer las intenciones de cada uno. Lo mejor es escribir y firmar los resultados, así no habrá nada de: “es que nunca me escuchas”.
Zapatero a tus zapatos: Es importante poner en claro, qué hará cada uno y el alcance que tendrán en las decisiones, durante el desarrollo del proyecto; no está por demás crear un acta constitutiva, que delimite las responsabilidades de cada quien, sin importar qué tan pequeño sea el negocio. Así se evitaran los típicos: “eso no me tocaba”.
La repartición: Si los puntos anteriores fueron satisfactorios, lo siguiente es establecer las ganancias de cada uno; con las conclusiones de todo lo anterior, podrán hacerlo y dar a cada socio lo que realmente le corresponde, esto también podrá asentarse en el acta constitutiva. Bien dicen que: “cuentas claras, amistades largas”.
Los negocios y la amistad sí se pueden llevar de la mano, pero no siempre con los mejores resultados, por eso es mejor tener todo fríamente calculado. Eviten perder negocios, por peleas con sus amigos o incluso perder amigos por peleas de negocios.
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